jueves, 14 de noviembre de 2013

La deuda política y los retos para las elecciones del 2014

La situación: Un país amante de la paz y la democracia como es Costa Rica, celebra la mejor de sus fiestas cada cuatro años. ¡Así es! Los padres fundadores de la segunda república garantizaron esta fiesta cívica mediante mandato constitucional, al incluir el sufragio y la libertad de expresión como parte de los derechos y deberes políticos de todos los ciudadanos. Empero, esta celebración de la democracia costarricense es pagada por todos los ciudadanos y representa una inversión por parte del Tribunal Supremo de Elecciones de ₡ 6.829.587.100,00 (seis mil ochocientos veintinueve millones quinientos ochenta y siete mil cien colones) y un 0,11% del producto interno bruto para la deuda política. Un monto nada despreciable que asciende a la suma de los ₡18.147.670.000,00 (dieciocho mil ciento cuarenta y siete millones seiscientos setenta mil colones exactos) correspondiente al 0,08% para las elecciones del 2014 y de ese monto, ₡2.722.150.500,00 (dos mil setecientos veintidós millones ciento cincuenta mil quinientos colones exactos) corresponden al financiamiento anticipado. Estos montos, representan de manera efímera parte del costo de nuestra democracia. El problema: Lastimosamente, los manejos no adecuados de estos fondos Públicos así como otras no tan sanas prácticas en las campañas anteriores han diezmado la credibilidad política, generando un clima hostil hacia los temas electorales. La apatía electoral es quizás la mayor fuerza política de nuestro país que goza de gran cantidad de simpatizantes, entre ellos, la población joven, quienes son los más reacios a emitir su voto. Si bien es cierto el Código Electoral costarricense permite a los partidos políticos invertir parte de la deuda en difusión con el fin de poder emitir sus opiniones, el costarricense en general, está cansado de opiniones intransigentes, sin valor, e inclusive beligerantes, es decir, cargadas de ataques y contrataques en lo que comúnmente se ha llamado “campaña de trapos sucios”. Tristemente, estas campañas solo contribuyen a la decadencia de la credibilidad política y al flagelo de nuestra democracia con el látigo del desinterés, la apatía y el abandono de nuestras responsabilidades como ciudadanos. Los costarricense, ¡No! queremos escuchar más ofrecimientos de empleos, viviendas, o programas asistencialistas que no erradican los problemas sociales. ¡Ya basta de lo mismo! La problemática nacional es amplia y requiere de un riguroso examen participativo e inclusivo para solventarlos, con propuestas serias y responsables y no de ideas colmadas de ocurrencia y sin sustento económico y social. Tenemos un rezago de más de 30 años, el cual no debe continuar. El malestar en la población es generalizado por los múltiples intentos por gobernar, sin embargo, el país parece a la vista de muchos no avanzar, quizás por la falta de voluntad política y el interés de las mayorías sopesado por el interés de unos cuantos. Los retos de los partidos políticos: Así las cosas, la ciudadanía espera ver la divulgación de ideas y programas de gobierno de forma creativa e intuitiva con respuestas reales y realizables en 4 años a los problemas que aquejan a la Costa Rica de hoy. ¿Será que ocupamos 6 años en lugar de 4 y una planeación más adecuada? El reto, no solo consiste en atraer y hacer partícipe a un electorado que está vacunado contra la política, el reto más allá de poder desmarañar el sistema de administración pública consiste en que los partidos políticos sean capaces de crear espacios de formación continua para nuevos líderes; líderes con rasgos de estadista, con visión de largo plazo y capaces de tomar decisiones efectivas para mejorar y transformar el sistema actual, y ante todo para mantener los fundamentos y las doctrinas plasmadas por los fundadores de la segunda república. El reto del Tribunal Supremo de Elecciones: Titánico reto ante la coyuntura que vive el país, pero noble y ferviente a sus principios, a fin de garantizar la transparencia y confiabilidad del sufragio, el Tribunal Supremo de Elecciones deberá como hasta la fecha promocionar y fomentar la cultura democrática, incursionando mediante nuevas herramientas tecnológicas para informar, orientar, guiar y capacitar responsablemente a la población. El reto a la ciudadanía: Informarse, participar en los procesos democráticos, dejar esa actitud pasiva para poder cambiar el paradigma de la idiosincrasia tica del “pobrecito” tomando las riendas del destino de nuestro país. La exhortación: Compatriotas, debemos ser conscientes de que nuestro sistema democrático está en crisis, estamos en un momento donde no solo debemos poner las barbas en remojo, si no, más bien, actuar y asumir nuestro deber y derecho de votar. El cambio es nuestra responsabilidad, no es culpa de un partido político, no es culpa de un candidato o su equipo. El problema y la solución somos nosotros mismos involucrándonos en los procesos y sacando del camino a todos aquellos esbirros que quieran dañar a Costa Rica. ¡Por eso!, como parte de los 3.078.321 ciudadanos que emitirán su voto el día domingo 2 de febrero del 2014 para llevarlos a la silla presidencial; hago un llamado vehemente a los candidatos y a los partidos políticos y en especial a aquellos que tengan las posibilidades de obtener más del 4% de los sufragios emitidos a que inviertan de manera responsable el dinero de todos los costarricenses, informando y educando a la población en general, evocando el civismo y gestando el cambio.   Referencias Raventós Vortst, Cirska et alt. (2011). Respuestas ciudadanas ante el malestar con la política: salida, voz y lealtad. Tribunal Supremo de Elecciones y Universidad de Costa Rica. Dirección General del Registro Electoral y Financiamientos de Partidos Políticos. (2013). Plan General de Elecciones 2014. Tribunal Supremo de Elecciones. Resolución N.º 4455-E10-2013. Tribunal Supremo de Elecciones. San José, a las once horas del cuatro de octubre de dos mil trece. Ver resumen del artículo publicado en CRhoy . drrc/14.11.2013