sábado, 22 de agosto de 2009

Un ciudadano ejemplar

En su rostro podemos observar la vitalidad, la esperanza y la fe que hacen mover día a día a todos los costarricenses; su calidad humana, empeño y esfuerzo que lo han caracterizado durante toda su vida.

Sus logros posicionaron a Costa Rica en el mapa mundial como un país amante de la paz, el progreso humano y el verdor de sus campos; su actuar refleja la búsqueda del bienestar de la sociedad costarricense y del mundo.

En sus acciones nos damos cuenta que el mundo puede cambia con tener la intención, la convicción y la capacidad para hacer que los detalles más pequeños se conviertan en el progreso humano que todos merecemos.

Su legado permitirá a las generaciones futuras recordar que en tiempos de crisis las únicas armas legítimas para resolver los conflictos, en nuestro país o en el mundo, son las de la razón, el diálogo y la democracia.

Sus sueños han permitido al costarricense crecer en paz viviendo tiempos excepcionales; su visión ha hecho cambiar nuestro entorno, sentó las bases para el progreso con su trabajo y positivismo.

Su camino es inspiración para los costarricenses que tienen la fe y los ideales de seguir forjado la huella que ha dejado.

Las palabras del hombre al que hemos denominado: “el capitán del barco”; evocan ante nosotros un sentimiento de inspiración, respeto, confianza y admiración; su llamado nos exige ser mejores cada día, y dar la talla ante los retos que nos impone nuestro entorno.

Nos recordó que trabajar dando siempre nuestro máximo esfuerzo es hacer que nuestro país camine y el mundo cambie; por eso, es momento de hacer un alto en el camino y decir Gracias, gracias por ser nuestra inspiración, gracias don Oscar Arias por su herencia, por recordarnos que la unión, la paz y el progreso humano es posible con voluntad al mantener nuestros ideales y luchar por alcanzarlos.
.drrc/23.09.2009.
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